lunes, 17 de noviembre de 2025

¡¡¡Qué hartos estamos del ministrito Ernest Urtasun!!!

Lo de este ministrito de Cultura Ernest Urtasun atacando duramente a la tauromaquia, sin duda, es de cárcel total. De nuevo, el miedo que tiene el actual ministro de Cultura, Ernest Urtasun, contra los toros ha encontrado un nuevo objetivo: Ignacio Sánchez Mejías. El ministro vetó en junio al diestro en la Comisión Nacional para la conmemoración del centenario de la Generación del 27, obviando su mediación en la formación del propio grupo, formado por poetas como Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda o Rafael Alberti. Este lunes, el diario ABC publica un reportaje en el que académicos y familiares de Sánchez Mejías hablan de una injusticia histórica al cancelar a Ignacio por su condición de torero, ignorando su papel fundamental para reunir a estos geniales escritores. "Había en mi abuelo una necesidad de ayudar, de aglutinarlos, de hacerlos grupo, sabía que eran muy buenos. Y además mi abuelo vio que era una oportunidad para sus hijos rodearse de ese ambiente", afirma Dolores Sánchez Mejías, nieta del torero. Por su parte, Rogelio Reyes, catedrático emérito de Literatura Española de la Universidad de Sevilla y miembro de número de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, señala: "Sólo el sectarismo totalitario de nuestro ministro puede pretender que se prescinda de su importante figura en el centenario de aquella pléyade de poetas que dieron a las letras hispánicas una nota de modernidad de la que todavía hoy vive la lírica de nuestro país". Y continúa: "Fue una figura angular en la trayectoria lírica de los poetas del 27, que vieron en Ignacio la viva encarnación de los valores de la tauromaquia: su condición heroica, su reto con la muerte en cada corrida, su despejada inteligencia para afrontar el albur de una vida siempre al filo del riesgo ante las astas de un toro. Su fuerte personalidad los reafirmó a todos en la pasión por la Fiesta, elevada a una auténtica condición artística". "Nunca hasta entonces se había dado una fraternidad semejante entre esos dos mundos: un torero que era a su vez dramaturgo -Sánchez Mejías-, un ganadero que era poeta -Fernando Villalón-, unos poetas que más que aficionados eran toreros vocacionales. En este excepcional ambiente tenía necesariamente que florecer una literatura taurina como expresión de una nueva sensibilidad ante el fenómeno de los toros, como novedosas vivencias en el panorama de la vida española", comenta el poeta y ensayista sevillano Jacobo Cortines. 

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